Signos de agotamiento

La reciente elección del juez Moto a la Corte de Constitucionalidad es prueba de pureza en nuestro subdesarrollo; la mitad de los profesionales del derecho decidieron colocar en el más alto tribunal al magistrado con mayores cuestionamientos de los últimos tiempos.

El statu quo con esto apostó el todo por el todo antes del cambio de gobierno en el norte, evidenciando un intento desesperado por comprar una impunidad que indefectiblemente tendrá fin por dos cuestiones ineludibles:

La primera es que somos un país trascendental en el combate contra el narcotráfico y la existencia de un sistema corrupto equivale a una frontera porosa en el trasiego de estupefacientes.

La segunda es que no contamos con algo para negociar con los colosos del NAFTA e irremediablemente estamos a merced de ellos desde el punto de vista comercial.

El paréntesis que significó la anomalía “Trump” para los Estados Unidos y Latinoamérica será solo una anécdota que quizá tendrá como acicate -para no repetirse- el proceso legal contra el ex presidente. Dudo mucho que el nuevo mandatario otorgue un perdón como el que en su momento Nixon obtuvo de Ford; lo que vimos en el Capitolio el 6 de enero no ocurría desde 1812 y las consecuencias serán funestas para el “Tycoon” y sus facilitadores del partido Republicano.

Respecto a Guatemala, la lucha contra la corrupción regresó con fuerza durante el último año del saliente gobierno estadounidense y estará presente más que nunca con el retorno de la cordura a la Casa Blanca.

La jugada de buscar el aseguramiento del futuro con alguien que se percibe como un eufemismo del sistema corrupto, es un signo de decadencia al haberse descendido hasta estos niveles; sin duda, preocupante indicador de una profunda fisura en el sistema.

Así mismo, la continua inmigración ilegal organizada desde Honduras, Guatemala y El Salvador induce a medidas de presión por parte del gobierno norteamericano; entendiendo a la corrupción como el dispositivo que dispara la pobreza y que palmariamente redunda en más mojados buscando pasar el río Grande.

Lo anterior plantea otro significativo problema que se deja a un lado: el hartazgo de la gente y el surgimiento de un remedio que pueda ser peor que la enfermedad. Recuerdo que mi viejo fue una vez a Venezuela allá por 1982; tras su regreso, me contaba sobre las notorias desigualdades que existían -era evidente que el boom del petróleo no había causado el efecto de derrame en la sociedad a causa de un sistema terriblemente corrupto- “alguna vez alguien catalizará ese resentimiento y entonces reventará a ese país” me advirtió.

El peligro de una radicalización se incrementa por la obstrucción de las válvulas de escape, en este caso, los partidos políticos, el sistema de justicia y las élites que permanecen impávidas ante el deterioro social.

La desnutrición, falta de oportunidades y crecimiento demográfico sin educación y salud; son caldo de cultivo para el advenimiento del extremismo. El actual modelo se agota y el tiempo de un cambio pacífico puede que también.

Un comentario en “Signos de agotamiento

  1. Carlos

    Esperamos que la impunidad y el latrocinio en Honduras y Guatemala termine con la nueva administración del señor Baiden,también abajo las dictaduras del are a,abajo giamatei y su camarilla de corruptos.

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