El cierre de El Periódico supone una victoria pírrica para todos aquellos que buscan acallar las voces disonantes, evocando la terrible época vivida a inicios de los 80.
El retroceso es innegable, tanto en derechos humanos como espacios democráticos; por si fuera poco, ahora podemos agregar la desnutrición crónica que azota al país y nos tiene en el sótano de las estadísticas. La inmigración es la mejor muestra de las tristes condiciones que la población vive, esto transformó a Guatemala en una nación subsidiada por la abundancia de dólares -la competitividad dejó vale hace mucho tiempo y el consumo es nuestra tarjeta de presentación, es decir, somos una economía financiera y no productiva-.
Se pudo estar de acuerdo o no con algunas secciones de este matutino; empero, sus investigaciones y espacio de opinión le convirtieron en un medio escrito vanguardista del istmo; de la misma forma, su sección cultural fue la primera de su clase en los diarios del país.
Estoy seguro que esta es una pausa, El Periódico volverá un día con nuevos brillos o bien alguien recogerá el estandarte por la brecha que fue abierta.
Jamás experimenté una censura en los 187 artículos que redacté a lo largo de siete años, mi agradecimiento a Chepe, Ramón, María del Carmen, Fidelina y todo el equipo de editores.
Ahora el país pierde, poco a poco se conculcan las libertades; el proceso electoral nos indicará si seguimos en el camino del báratro o detenemos el deterioro.
Hasta pronto y muchas gracias a los lectores por su paciencia.
Ustedes cómo buenos periodistas que lo llevan en la sangre.
Funden y hay que crear otro Periódico de nombre » 2030″ y depurar todas las cosas del otro Periódico y salir adelante para que nunca ningún gobierno pueda formarles un caso
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