Cuando Eusebio de Cesaria escribió la historia de Constantino, le loaba con ditirambos dignos de cualquier culto mistérico; era el ungido por el Señor para rescatar a la civilidad de la supuesta barbarie. En un pequeño olvido, obvió que el emperador asesinó a su hijo Crispo cuando lo sorprendió en actos impúdicos con la madrastra …
