Pito Pérez cuenta que un día se reunieron jugadores de fútbol y dirigentes deportivos de Guatemala, en una gran asamblea decidieron desconocer al fútbol mundial. “Messi no es de aquí, no comprende cómo verdaderamente se juega al balompié” dijo un alero izquierdo de los rojos. “Ronaldo es un caquerito que nunca ha jugado en los campos del Roosevelt, nada sabe de una chamusca” decía un artillero de los cremas.
“El mundial es al final un asunto de gente rara, de personas que no entienden nuestra realidad chapina; algunos tienen buenas intenciones pero no entienden cómo es el mundo del fut en realidad” decía un jugador de Antigua G.F.C.
Por su parte, otro mediocampista que se ha caracterizado por ser retratado tendido en las aceras de parajes coloniales, expresaba: “siempre se juega mejor cuando uno amanece de goma, eso de alto rendimiento son pajas de extranjeros que quieren venir a decirnos cómo hacer las cosas”. Lo afirmaba con la euforia propia de chupar todos los días durante un par de semanas.
Los dirigentes alentaban ese comportamiento en la asamblea, pese a que nunca hemos clasificado a un Mundial eran contundentes al decir que Pelé, Maradona, Di Stéfano, Baggio, Ronaldo y Messi se los pasaban por el arco del triunfo; pues el espíritu verdadero del fútbol estaba en Guatemala y no en pinches lugares como el San Siro, la Bombonera o el Bernabéu.
El presidente de la Fedefut acusó a Infantino de formar parte en una conspiración contra Guatemala para que nunca participara en el Mundial. “¡Fuera la FIFA extranjera! ¡Viva nuestra soberana Fedefútbol! ¡Guatemala es el país que conoce en verdad el fútbol!” eran algunas arengas.
Con el fin de dar una lección, organizaron un partido donde invitaron a varias estrellas internacionales para jugar contra una selección organizada por la Federación. Cuando los estaban chamarreando 5-0 metieron a un árbitro arreglado que decidió pitar sendos penaltis a favor de los locales. Pese a que la televisión internacional se dio cuenta del bochorno, igual se validó la victoria de casa por 6-5.
Mientras las ligas más importantes del mundo ven al país con indiferencia y desdén, aquí se proclama la ciencia del fútbol a los cuatro vientos, se califica a jugadores locales como genios del balón, el país se celebra a sí mismo y critica con severidad derrotas como las de Chile y Argentina en torneos internacionales.
Lo anterior es una ficción a medias, pero es analogía válida para lo que vemos aquí en este momento. Nos hemos quedado sin infraestructura, bajamos el índice de competitividad, no hay correo, retrocedimos en el combate a la desnutrición, somos el hazmerreír ante la comunidad internacional, lo que funciona lo destruimos –el mejor ejemplo ahora son las licencias de conducir– y multiplicamos nuestro costo de producción con un tráfico imposible, producto de la ausencia de visión a largo plazo; no obstante, tanto políticos como dirigentes gremiales buscan conservar este modelo que deteriora el país a pasos agigantados.
Lo irónico de este símil, es que Guatemala efectivamente estuvo expulsada de la FIFA durante años y hemos ido de más a menos durante las últimas décadas. En el resto de disciplinas deportivas, teniendo un presupuesto mayor al de la justicia solo hemos sido capaces de ganar una medalla olímpica en nuestra historia y la corrupción en el deporte es tal, que ha llegado incluso a las autoridades encargadas de los controles antidopaje.
Sic transit gloria Guate.