Sobre el pensamiento mágico

He recibido algunas sugerencias en ahondar sobre el concepto de “pensamiento mágico”, un huésped incómodo que siempre ha estado en nuestra psique y pierde poder en la mente a causa del conocimiento.

El pensamiento mágico surgió cuando el razonamiento no encontraba explicaciones a preguntas como la muerte, fenómenos celestes y acontecimientos extraordinarios.

Desde que vivimos en grupos, la jerarquización social fue fundamental para la sobrevivencia de la especie; la persona que fue más convincente para explicar los acontecimientos extraños a la cotidianidad adquirió autoridad sobre el conjunto. Así se originan las religiones y la casta sacerdotal.

Claude Levi-Strauss nos dice que en esta especie de arquetipo cosmogónico presente en todas las sociedades, se subordinan 4 elementos:1. La existencia de un espíritu humano que siempre funciona del mismo modo y sirviéndose de las mismas categorías. 2. Junto a dicho espíritu inmutable existen análogamente objetos universales como el sacrificio, el don, el mito y la oración entre otros. 3. La existencia de leyes universales -moral-. 4. A las tres condiciones anteriores -mismo espíritu, objetos y leyes universales- devienen formas estructurales similares en las distintas sociedades. La forma binaria de razonar es una de sus características.

El conocimiento y las explicaciones racionales reducen la acción del pensamiento mágico en la mente; no obstante, este nunca abandonará por completo nuestro subconsciente, porque es en sí un mecanismo de defensa ante los desafíos que la vida nos presenta durante cada generación.

Se creyó que con la revolución digital llegaría a su mínima expresión; empero, ha ocurrido un fenómeno muy difícil de prever: la enorme cantidad de información existente, la cual, ha sumido a muchos en el desaliento debido a que ahora todo se cuestiona y nada es definitivo.

Para llenar ese vacío existencial, el pensamiento mágico es herramienta a la mano para alguien que se siente impotente ante ciertas situaciones en su círculo y el mundo.

La pandemia que actualmente vivimos es el mejor ejemplo de ello, teorías disparatadas que buscan comprender un acontecimiento que nos toma por sorpresa y del que buscamos desesperadamente defendernos.

Sin duda la ausencia de instrucción exacerba los razonamientos utilizando el pensamiento mágico, en Estados Unidos -la primera potencia económica del mundo- se disparó el movimiento QAnon, que postula conspiraciones en vacunas, la pandemia misma, el movimiento Black Lives Matter e incluso afirma que existe una red de pedofilia en los altos mandos del partido Demócrata y que el orbe es gobernado  por una camarilla de adoradores de Satán siendo Donald Trump reclutado por un grupo de generales para acabar con ellos.

La situación ha llegado a tal extremo que el FBI ha declarado a QAnon como una potencial amenaza terrorista a nivel nacional.

La candidata Marjorie Taylor Greene -abiertamente pro QAnon- ganó en Georgia una elección primaria republicana y la base dura del actual presidente tiene como común denominador su simpatía hacia tal movimiento.

Las élites económicas no son inmunes al pensamiento mágico, pues el rigor académico siempre será actividad de un grupo muy selecto.

Guatemala cuenta con las élites menos ilustradas del hemisferio, por ello vemos que la mitomanía serpentea en las redes sociales a través del rumor y el lucrativo negocio que algunos hacen con las conspiraciones para mantener un statu quo que nos tiene en ese lugar de las estadísticas con respecto al desarrollo.

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