En el universo miwateco resulta que el establishment y sus diminutos voceros ahora están apoyando a Putin en la crisis surgida por Ucrania. Cualquier observador de este fenómeno social llamado Guatemala, se rascaría la cabeza preguntándose: ¿Cómo? ¿De ser un país rabiosamente anticomunista donde Reagan, Berlusconi y Macrón serían parientes de Gramsci; ahora se deifica a un ex oficial de la KGB? Alguien que al mejor estilo de Hitler en los tratados de Munich, cuando le permitieron tomar los Sudetes en 1938 para apaciguarle; solo recibió un insuflo de soberbia para tomar Polonia al año siguiente. “Peace for our times” dijo Neville Chamberlain ante la mirada burlona de los oficiales del tercer Reich, mientras, “espacio vital” proclamaba Alemania.
Irónicamente, la cuestión se trata de otro estado colchón importantísimo para la OTAN y Rusia; la invasión de Crimea para retomar el puerto de Sebastopol es la primera fase de un ambicioso plan consistente en la recuperación de las bases soviéticas en Europa occidental. Por su parte, la iniciativa de involucrar a Ucrania en la Organización del Tratado de Atlántico Norte causa mucho escozor a los rusos -similar a la colocación de misiles en Turquía durante la administración Kennedy-.
Cuando al oso ruso Biden le resultó un viejito respondón y Alemania amenazó con suspender la construcción del gasoducto Nord stream 2; la cosa se puso difícil y la diplomacia entró en acción, el cálculo falló con esa decidida e inesperada reacción.
Ahora en esta ciénaga, los supuestos conservatives miwatecos que son nada más que libertarados al servicio de un grupo de decrépitos, apoyan la postura de Putin y diseminan la teoría QANON sobre un invento norteamericano para justificar una guerra contra Rusia.
¿Dónde quedará el apoyo a esta familia que bailaba balalaika en Taxisco y que supuestamente eran perseguidos por Putin, el cual, manejaría a su antojo a don Ivanovich Velásquez?
Es claro que la moneda de cambio en este país es la aporía, esa incoherencia que aniquila la credibilidad de nuestra élite y nos hace ver como una nación de chiste; hoy apoyo la firma del vergonzoso tratado del Tercer País Seguro en una instantánea de títere del imperio y mañana voy a quemarle una piñata al embajador sueco gritando a los cuatro vientos: ¡Soberanía!
Lo único que queda evidente es esa fijación fálica por dictadores que mantengan el statu quo, los principios e ideales occidentales son intercambiables, lo importante es mantener el sistema de privilegios; si un régimen talibán vendría a Guatemala garantizando las prebendas para sectores tradicionales, seguro sería bienvenido en las clases encopetadas; ya lo hemos visto con los movimientos neo pentecostales que se convirtieron en instrumento de amansamiento para la gente, explicándoles que Dios está con los prósperos y, si no lo eres, es porque no amas lo suficiente al hijo de un carpintero que cierta vez dijo “es más fácil que entre un camello por el ojo de una aguja a que un rico entre en el reino de los cielos” ¡Ve qué izquierdista salió!