Emulos de Pulcro

La contumacia es un rasgo inherente en las sociedades y la historia que debería ser faro para las naciones, simplemente es una materia para ratones de biblioteca y anacoretas de estudio; que las pocas veces en ser atendidos, ocurren cuando hay una crisis y es demasiado tarde.

Traigo esta reflexión por lo que hoy está ocurriendo con la devolución del crédito fiscal, pues juicios por doquier contra exportadores de productos agrícolas, intervenciones de empresas y demandas de restitución del IVA; son moneda corriente dentro de todo el famoso “Tsunami” que asola a nuestra élite, la cual incrédula, comprueba que no había tal icor en sus venas.

Desde que se discutía la ley “Antievasión I” en el Congreso, formé parte de quienes impulsaron la iniciativa de eliminar la devolución del crédito fiscal vía la tasa “0” al IVA en las exportaciones de café y cardamomo -entre otros commodities-. La idea era erradicar una practica por demás perniciosa, ya que el Estado debía devolver un impuesto al valor agregado que jamás había recaudado y para los exportadores honestos, era un trámite engorroso privado de una razón lógica.

El negocio de fabricar IVA con empresas de cartón sirvió para cubrir las pérdidas en operaciones bursátiles de algunos exportadores. Este perverso mecanismo llegó a su cénit durante el gobierno de Berger, cuando se devolvieron más de 4,000 millones de quetzales sólo en el sector café. Los exportadores correctos sufrían una competencia desleal por parte de aquellos que con el impuesto fabricado, eran subsidiados por un Estado cómplice que de esa manera devolvía favores de campaña.

Cuando decidimos poner el tema en el tapete y propusimos la tasa “0”, sorprendentemente quienes se opusieron fueron funcionarios del mismo gobierno, al punto que la superintendente de la SAT en aquel tiempo, se atrevió a decir que se pedía un privilegio. Cuando era todo lo contrario.

Las organizaciones gremiales jamás apoyaron tal iniciativa, era muy extraño que quienes comercializaban en el exterior, no quisiesen la eliminación de un impuesto a la exportación.

La devolución se había transformado en un lucrativo negocio, al punto que la matriz entre productores e intermediarios en café cambio de manera inversamente proporcional en menos de 10 años. Esto destruyó el acceso a créditos por parte de pequeños productores y desnaturalizó la producción del commodity. Incluso en algún momento, el Estado devolvió más en crédito fiscal que la cantidad que recaudaba en el sector agro.

A finales del 2012, el Ministerio de Finanzas propuso la creación de una factura especial que eliminaba la devolución y era por un 3%; no obstante, los muchachones que nada quieren ceder, se opusieron vehementemente esperanzados en que el nuevo gobierno cuate –Otto Pérez y su combo- continuaría con el privilegio. Para su sorpresa, lo primero que hicieron fue establecer la factura especial en un 7%… Martillazo en la cabeza al estilo de los tres chiflados.

Ahora, varios exportadores están enjuiciados, intervenidos y quebrando tras numerosos casos de fraude por crédito fiscal ficticio. De habernos escuchado en aquella ocasión, hoy no estaríamos viendo todo esto. Pero como la borrachera era gratis, ahora la resaca es de campeonato y la producción de nuestro principal commodity, vive hoy su momento más sombrío.

De nada sirve lamentarse, pues algo similar le ocurrió a c, que pese a los presagios, se comportó imprudente y temerario; perdiendo toda la flota romana a manos de los cartagineses.

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