El mundo perdió a su mayor talento de los últimos tiempos, Stephen Hawking nos ha dejado una idea más clara sobre el origen y composición del universo. Gracias a su intelecto, postuló la unificación de la teoría general de la relatividad con la teoría cuántica, esto sucedió cuando esgrimió que el espacio-tiempo tuvieron como principio el big bang y su final se encuentra en los agujeros negros.
Para Hawking existen una innumerable cantidad de agujeros negros en el espacio y están formados por la materia original del universo –a diferencia de los que afirman se trata de restos estelares-. Para quienes somos ignorantes en la física pero nos gusta el tema por cuestiones puramente de trascendencia; debemos agradecer a este científico británico hacer mucho más entendible la cuestión del origen universal.
Lo que Hawking ignoró, quizá por estar imbuido en sus ecuaciones matemáticas, es la singularidad espacio-temporal que se encuentra en este hemisferio del planeta. En un diminuto país llamado Guatemala, existe un agujero negro que funciona como un portal, el cual permite la convivencia de realidades de distintas épocas en una sucesión de momentos que se repiten en un eterno retorno.
Por ejemplo, hace unos días vimos como del vortex salieron Eusebio de Césaria, Lactancio, Tertuliano, Cirilo de Alejandría y Girolamo Savonarola -tristemente célebre por la terrible “hoguera de las vanidades” evento en que sus secuaces destruyeron magníficas esculturas de mármol por faltar al pudor, quemaron obras pictóricas entre las que se encontraban óleos mitológicos de Botticelli, objetos artísticos, espejos, cosméticos, instrumentos musicales y libros inmorales (se cree que entre estos había ejemplares de las obras perdidas de Aristóteles, Amiano Marcelino y una serie de escritos que lastimosamente nunca llegaron a nuestros días) -. Se trató de un ultraje irreparable para el arte renacentista y en general para el tesoro cultural de la humanidad.
En Guatemala, los parabolanos de Savonarola se escandalizaron por un desfile burlesco que buscaba llamar la atención del trato diferenciado hacia las mujeres. En ese sentido, el liderazgo mundial que este país posee en femicidios y embarazos de menores de edad nos ubica como una de las sociedades más primitivas de occidente. Esto es una desoladora realidad que muchos se resisten a aceptar.
Con ese revuelo, nuestra sociedad nos mostró que convivimos en una realidad dicótoma entre Orígenes y Celso, Cirilo e Hipátia, Biagio da Cesena y Michelangelo, Galileo y Lorini; Savonarola y Hawking.
El culebrón que generó la procesión de la “Poderosa Vulva” fue aprovechado por los oponentes a la CICIG y MP para buscar la destitución del Procurador de los Derechos Humanos; quien se encontraba en la plaza central en un acto que era inherente a su cargo –visitar a los familiares de las víctimas de la tragedia en el “Hogar Seguro”-. Obviamente no se trata que Jordán Rodas haya presenciado la manifestación feminista, su verdadero pecado es el amparo interpuesto para evitar la salida de Iván Velásquez; empero, una sociedad no instruida es seguramente manipulada.
Dejando aparte el buen o mal gusto de la parodia, el resto es patetismo puro, machismo religioso, cosificación de la mujer como un objeto sagrado, vaso frágil y demás calificativos que insultan su inteligencia y representan como repugnante al órgano reproductor femenino.
Infortunadamente, nuestro querido Stephen Hawking nunca nos dejó la fórmula matemática para cerrar el portal y terminar con esta lamentable singularidad espacio-temporal.