Por: Italo Antoniotti
Con más de 40 libros publicados en su mayoría de cultura clásica, es considerado como la máxima autoridad viva del clasicismo en el mundo. Sus obras han sido editadas en Estados Unidos, Francia, Inglaterra, Alemania, Grecia, Holanda, Brasil, España y República Checa. Profesor emérito de filología griega y latina en la universidad de Bari en Italia, Canfora es miembro permanente del comité científico de la Enciclopedia Treccani de Italia, el Journal of Classical Tradition de Boston, columnista del Corriere della Sera y coordina el Espacio Literario de la Grecia Antigua para Salerno Editores.
Canfora ha polemizado sobre diversos tópicos históricos, uno de los últimos fue el Papiro de Artemidoro que causó una encendida discusión con el arqueólogo Salvatore Settis pues el filólogo lo considera un “falso” fabricado en el siglo XIX por el famoso falsario Constantino Simonidis.
En una entrevista exclusiva para elPeriódico, Luciano Canfora nos habla sobre la historia clásica y el mundo de hoy.
¿Por qué es importante el estudio de los clásicos para la clase política en el mundo?
– Según Alexis de Tocqueville el estudio de los griegos y los romanos atenúa el carácter “masificador” de la democracia. En las antípodas, los jacobinos afirman que tanto griegos y romanos serían el modelo referente de la revolución anti-aristocrática. Según yo, las cuestiones fundamentales donde hay enfrentamiento como el campo filosófico, jurídico, ético, historiográfico y político fueron vislumbradas o planteadas en la experiencia de las antiguas sociedades esclavistas. Ello basta para volver interesantes (y a veces odiosas) las respuestas a dichas cuestiones. Por ello –incluso aquellos que no leen esos textos–, de cualquier manera, nos encontramos ahora y en realidad con esos mismos problemas.
Generalmente los programas educativos de los gobiernos paulatinamente reducen importancia al estudio de la historia, sobre todo la griega y romana. Hay quienes dicen que es una estrategia deliberada para olvidar la historia, así cada vez menos personas pueden cuestionar los sistemas. ¿Qué opinión le merece esta información?
– Todos los regímenes reaccionarios maltrataron el estudio de la historia o buscaron “usarla” (la historia de Roma en la época fascista por ejemplo). Por eso, defender el estudio crítico y científicamente comparado de la historia es un antídoto a ese reaccionarismo.
Articulistas, políticos y personajes de relieve en sus escritos mencionan aforismos de los clásicos generalmente extraídos de la red, los clásicos son solo referentes para embellecer un escrito. ¿Piensa que la Internet pueda ser un arma de doble filo para profundizar sobre ciertos temas como el estudio de los clásicos?
– Cuando se habla de “la red” (Internet) conviene saber que puede ser utilizada en diversos modos. Es un instrumento, no una ideología; y en la investigación –también en el campo de la historia– puede ayudar muchísimo.
La idea de la Atenas democrática y sus aliados contra Esparta fue desmitificada por usted, de hecho la describe como un imperio brutal a través de ejemplos como lo acaecido a los habitantes de Milo –que defeccionaron de la alianza y por ello fueron castigados–.
– Es Pericles mismo quien define “tiranía” al imperio de Atenas.
Aristófanes en Las Ranas hace decir a Esquilo que Alcibíades debía retornar a Atenas para resolver la crisis política ateniense y vencer a Esparta. ¿Piensa que ello habría cambiado el destino de dicho conflicto?
– La historia “contrafactual” no es inútil, puede también ayudar a entender mejor aquello que evidentemente sucedió. Efectivamente, Alcibíades habría podido obtener grandes resultados en el campo militar; no obstante, el verdadero error fue impedirle comandar la flota ateniense en el asedio de Siracusa.
Usted afirma que las Helénicas de Jenofonte fueron realmente escritas por Tucídides. ¿Podría explicarnos las razones de esta afirmación?
– Que en los libros I y II de las Helénicas haya textos redactados que formaban parte del legado tucidideo fue ya mencionado por Diógenes Laercio en La vida de Jenofonte y esto también es opinión de algunos estudiosos del siglo XIX como Ludwig Breitenbach, autor de un importante comentario sobre las Helénicas. Por otra parte, el inicio de las Helénicas presupone el texto que podemos leer en las páginas finales de Tucídides (libro VIII): “Después de estos hechos…”. Ninguna obra puede comenzar así –¿Cuáles hechos?–. Entonces ambos libros –Tucídides VIII y Helénicas I– fueron en un primer momento una única obra.
Hablando de la república romana, hay quienes sitúan el inicio del declive con el asesinato de los gracos, otros en la conjura de Catilina y hay quienes dicen que fue no permitir la participación de César en los comicios. ¿Cuál sería el hecho más significativo de un proceso que obviamente incluye distintos factores?
– La república romana tenía la estructura y el ordenamiento político de una polis (ciudad-estado). Con la extensión de la ciudadanía romana a los itálicos, toda la Italia al sur del río Po se convirtió en la “Ciudad de Roma”. En ese punto fue siempre menos posible conservar dicho ordenamiento –en primis los procesos electorales– de la ciudad-estado. Aquello fue la puesta en marcha de nuevas formas de poder; la otra causa fue la reforma militar de Cayo Mario, la cual inmiscuyó a los menesterosos en el Ejército, ello causó que las grandes masas militares se volvieran la base social de los generales que aspiraban al poder político. Catilina no tenía tal base y por eso fue derrotado; César la tenía y venció.
¿Cuál es el personaje histórico griego más fascinante para usted?
– Sócrates.
¿Y de Roma?
– Espartaco.
Un mensaje para los pueblos latinoamericanos, sobre todo a Guatemala, sobre el estudio de los clásicos.
– No solo en Italia sino en todos los países “latinos” incluyendo aquellos de la América meridional colonizada por España y Portugal, el modelo “Roma” fue utilizado por la cultura conservadora y también por ambientes atraídos por el fascismo europeo. El auspicio es que en esos países nazcan estudios del mundo antiguo –griego y romano– que incluyan el componente anti-oligárquico y sobre todo, la complejidad cultural.