Ahora todo se sabe

Hace dos semanas vi “Temblores” una película bien realizada por el director guatemalteco Jayro Bustamente. Dejando las criticas que he escuchado respecto al elenco y otros detalles que los supercríticos chapines miwatecos han efectuado; me parece que lo más importante es la temática sobre la doble moral que predomina en nuestro medio, sobre todo en la clase media, media alta y alta; zona donde todo mundo se las lleva de súper correcto, súper virgen, súper impoluto, súper morales y súper jafetes. La hipocresía típica de las cazas de brujas en el medioevo donde los torturadores estilaban morbo al ver a hechiceras y mozalbetes con sus cuerpos sudados sufriendo tormentos indecibles en el potro. Temblores es un baño de realidad en la laqueada sociedad guatemalteca, donde la superficie reluce y las polillas tiene casi en su totalidad carcomida toda la estructura de este mueble llamado Guatemala.

La salida de la CICIG es otro ejemplo de ello, pues sin soslayar numerosos errores que cometieron a lo largo de su desempeño, el factor rescatable es la conciencia ciudadana -hasta en el interior del país- sobre el daño que ocasiona la corrupción; al punto que nos encontramos en un grave deterioro económico e institucional -merced de este gobierno- con la complicidad de statu quo que en una ignorancia digna de la caverna de Platón, actúa como cómplice con tal de mantener privilegios, eso sí, hipotecando el futuro del país. Por ello, cuando alguien finalmente nos reviente a todos, se dirá que Miwate era un paraje digno de cualquier dibujo de los Testigos de Jehová y que vinieron “los malos” a acabar con todo esto.

La euforia por la salida de la comisión será efímera, pues tanto autoridades como establishment deberán reemplazarla con algo igual o mejor. Se habla de un nuevo ente presidido por 3 notables que encabezarán un equipo apoyado internacionalmente, esperemos para el bien del país que funcione.

La idea de volver a la Guatemala del 2007 es prácticamente imposible, pues ese “top of mind” que tiene la ciudadanía aunado a la tecnología digital ha complicado -y continuará haciéndolo- a las estructuras criminales. Los cheques del presidente, los aviones Alfajor 1 y el asunto del “Tercer País Seguro” es consecuencia de la auditoría social que se incrementó enormemente al evidenciarse visos de ese flagelo que nos tiene en el atraso desde los mismos inicios de la república.

El fenómeno no es exclusivo de Guatemala, pues los norteamericanos se han tropicalizado en su dinámica política; ahora se ha puesto de moda negar lo innegable llamando a pruebas inobjetables “fake news”. El político siempre tenderá a eliminar filtros y contrapesos para sus acciones.

En la Atenas de Perícles y Alcibíades tanto oligarcas como líderes radicales democráticos temían más al teatro que a la misma asamblea -a la cual asistían apenas unas 5,000 personas-. Los escritores y didáscalos atacaban sin miramientos a los dirigentes de turno, incluso insultándolos soezmente para deleite de la gente. Aristófanes escribe “Los Caballeros” para acabar con Cleón y lo mismo en “Las Nubes” contra Sócrates, un factor que este mencionará entre las causas de su fatal proceso 20 años después.

De la misma forma, hoy se teme a las redes sociales, medios digitales, noticieros satelitales e instrumentos como “Temblores”. Los eficaces filtros para ocultar información en los ochenta se han convertido en coladores.

En esa óptica el panorama no pinta tan mal…

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