Diferencias y similitudes entre estos dos especímenes de la fauna guatemalteca.
El facho cree que el estado está para servirle, el chairo cree que debe servir para todo; el facho nacionaliza pérdidas y privatiza ganancias de su sector, el chairo quiere repartir un pastel que no pagó.
El facho quiere un mercado “libre” que respete sus privilegios, el chairo quiere un Estado que le resuelva la vida.
El facho no critica a China, el chairo no critica a Venezuela. El facho ama al glorioso ejército, pero nunca hizo el servicio militar. El chairo quiere el socialismo, pero nunca cortó caña en su vida.
El facho dice creer en la libertad, pero nunca quiere competir; el chairo quiere hacer la revolución desde un dispositivo inteligente.
Para el facho los proteccionismos son incentivos empresariales, para el chairo los subsidios son regla general -los dos adoran ambas figuras-. El facho justifica monopolios porque generan empleo, el chairo quiere que el monopolio estatal genere todo el empleo.
El facho tiene como valor supremo a la familia, pero su círculo social parece un “swinger club”; el chairo es “open mind” hasta que lo cuernea el amor de su vida.
En el mundo de los fachos no hay gays, incluso los facho/gays mandan memes de gays; en el mundo de los chairos no hay machismo, hasta que un pisado mira demasiado a tu novia.
Para el facho Yisus está con los prósperos y le habla en el desayuno de oración, para el chairo fue el primer hípster de la historia y habla en las pupuserías salvadoreñas.
El facho defiende la intervención gringa del 54 y repudia la “otra” intervención de la Cicig, el chairo detesta la intervención extranjera del 54 y apoya la “otra” de la Cicig.
El facho maldice a Putin porque persigue a los Bitkov, pero apoya la alianza de Putín con Trump. El chairo pide que Putin capture a los Bitkov, pero maldice su alianza con Trump.
El facho cree que Suecia es un mito y la mítica miwate es la verdad, el chairo quiere que tengamos todo el welfare sueco antes de producir.
El facho dice que el departamento de Estado -cuando son demócratas- es comunista, el chairo dice que -cuando son republicanos- es fascista. El facho se escandalizó con las deportaciones de Obama, el chairo se escandaliza con las de Trump.
El facho cree que la desnutrición es a causa de los Tortrix y las colas que se venden en las tiendas de pueblo, el chairo quiere meter quinua orgánica en las bolsas solidarias.
El facho cree que alguien con opinión distinta es comunista, el chairo cree que quien defiende la libre competencia es cómplice facho.
Un facho pobre es el producto mejor terminado de la matrix miwateca y un chairo rico es un virus polimórfico en el sistema.
El facho promedio no lee, el chairo promedio tampoco; el facho tiene referentes infalibles y vacas sagradas, el chairo también.
El facho odia a CNN por atacar a Trump, el chairo odia a CNN por atacar a Maduro. El facho amaba a Vargas Llosa hasta “Tiempos Recios”, el chairo odiaba a Vargas Llosa hasta “Tiempos Recios”.
Los extremos se tocan y en el fondo tienen similitudes sorprendentes, el común denominador es la idiotez.
Si usted tiene al menos 3 características de facho o chairo chapín, el doctor Esculapio recomienda 15 páginas de lectura, 5 veces a la semana. Favor tener en cuenta que no pueden ser libros de autoayuda o gurús de marketing, tampoco Brown, Rowling, Paulo Coelho o ser asiduo televidente del programa “Alienígenas Ancestrales”; ello podría provocar efectos severos en su psique, pues usted llegaría a creer que tiene cierto nivel intelectual cuando en realidad no pasaría de ser un reverendo zopenco (a).