La tierra de los mitos

“Recordación Florida” fue redactado como un pseudo-mito fundacional de los criollos para barnizar con heroísmo una fácil y cruel ocupación de los conquistadores sobre la población indígena.

La mano de obra barata fue única ventaja comparativa en la Capitanía General ante la ausencia de metales preciosos. Cuando llegó la ola insurreccional de Sudamérica, decidieron hacer la independencia para cesar el pago de los impuestos a la corona y quedarse con esos recursos -además del territorio-. No por casualidad el texto independentista califica como “terrible” si el pueblo fuera quien proclamase el acto de sublevación. La continuación del Capitán General Gabino Gaínza como Jefe Político Superior de la Provincia de Guatemala, ilustra que la razón estuvo en las antípodas de una conciencia nacional.

La élite de ese tiempo, por su miopía perdió el istmo centroamericano, Chiapas y Belice; incluso Guatemala casi se queda del tamaño de El Salvador por la rebelión del Estado de Los Altos; sin embargo, el himno dice que nuestros padres lucharon un día -sólo uno- encendidos en patrio ardimiento. Un mito que poco tiene que ver con lo ocurrido.

El tránsito en la historia del país por parte de una grey inculta cuya prosperidad -salvo excepciones que confirman la regla- fue a causa de privilegios obtenidos de la monarquía y posteriormente la cooptación del sistema político; ha provocado la proliferación de delirantes y contradictorias elucubraciones que buscan racionalizar nuestra precariedad reflejada en la frialdad estadística.

Durante el siglo XX se justificó el orden de las cosas por una lucha ideológica producto de la guerra fría, la cual, pese a existir, no debía excluir el progreso de la población. El mito del comunismo prevalece hasta ahora -no obstante que la Unión Soviética cayó hace más de 30 años- siendo excusa para truncar reformas y políticas públicas que son transversales en las democracias más avanzadas de occidente.

Somos la nación del hemisferio que más contamina el océano Pacífico, uno de cada dos niños padece desnutrición, el sistema de justicia es de órdago y nuestro mayor ingreso de divisas es gracias a los inmigrantes que literalmente huyen de aquí.

Ahora el mundo se dirige hacia la transparencia en un fenómeno que Inglaterra llamó “Nuevo Régimen Global Anticorrupción” mientras, el establishment se aferra desesperadamente a sus anacrónicos mitos; ayer mismo, un badulaque que se dice profesor universitario y recientemente propuso una descabellada idea de vacunación, protestaba por la aplicación de la ley Magnitsky contra dos impresentables que encarnan el sistema corrupto local.

Nos repetimos una y otra vez, en una especie de Día de la Marmota del subdesarrollo; se trata de paliar efectos y no discutir causas, las formas difuminan el fondo; la verdad ofende, se evita o cuando no hay remedio: el eufemismo es filtro predilecto.

Hasta no remover ese mojón atravesado en la silla turca de nuestras clases dirigentes, poco podrá hacerse por esta nación. PS Mi solidaridad con Michelle Mendoza y Oswaldo Ical Jom.

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