Lucifer juzgando a Belcebú

“De buenas intenciones está pavimentado el camino al infierno” reza ese viejo adagio atribuido al cura francés San Francisco de Sales. En el caso de la elección a fiscal general programada para este año, comprobamos que una buena intención -el sistema de Comisiones de Postulación- resultó ser un festival de trinquetes donde se han creado universidades ad hoc para lograr músculo político y venderse al mejor postor. Un ejemplo de ello es la Universidad Rural, la cual, ha colocado como delegada a una asesora del Congreso con honorarios de 22,000.00 quetzales en el renglón 011. Cuando se inquirió sobre un conflicto de interés al diputado Fidel Reyes Lee -de los presuntos dueños en esa supuesta casa de estudios- contestó que aparte era la academia y otra cosa la política. Una respuesta típica de político tercermundista cuya desfachatez es una terrible combinación de ignorancia y descaro.

Recientemente conocí un estudiante de ese lugar, me contaba las condiciones deplorables en que se encontraba el recinto, donde me indicaba, hasta murciélagos hay; tras el surgimiento del COVID-19 despidieron a la mayoría de catedráticos y en ocasiones las clases eran a través de una grabación sin interacción con los alumnos.

Ingresé al portal de la universidad en Facebook y estaba lleno de comentarios negativos, siendo la deserción estudiantil una de las constantes que se observan.

Es palmario que lejos de la academia, la intención de tener una organización así es lograr prebendas a través de un voto político en las Comisiones de Postulación; quizá la idea no era mala en el papel, pero en la práctica, resultó ser en perjuicio de la educación superior guatemalteca; entonces, personas e instituciones educativas con esos fines, asemejan a Lucifer calificando a Belcebú.

En el CNE hemos buscado que exista presión social para que la Comisión de Postulación se ajuste a criterios que favorezcan los méritos profesionales, académicos y éticos; en contraposición a formalismos que privilegien intereses particulares.

Algunos tratan de evitar la comprometedora auditoría de la comunidad internacional con la oportunista y lastimera carta del nacionalismo; esta nunca se utiliza cuando en verdad lo necesitan nuestros compatriotas. Una de las más recientes muestras fue cuando suscribimos el vergonzoso acuerdo de Tercer País Seguro a instancias del incensario de Putin: Donald Trump. En ese momento, los que gritan hoy: ¡Injerencia! conminaban a efectuar la genuflexión al Tycoon norteamericano.

Aporías miwatecas que solo denotan ese enanismo mental característico de sociedades conservadoras -no conservatives-, atrasadas y tan absurdamente contradictorias; que se ensimisman en sus miserias y refugian en arquetipos aldeanos para negar su verdadera realidad. La alegoría de la caverna es algo que en la burbuja se vive intensamente; el mundo es otra cosa, primero regresó la guerra fría antes que se fuera de aquí… El gattopardismo chapín ha pasado de un simple oficio, a la alquimia mejor terminada… Pero alquimia a la postre.

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