Saturnales VIII

Como de costumbre en estas fechas, me refiero a las Saturnales que se celebraron en Roma durante varios días en la época imperial. La fiesta era una especie de transgresión de los cánones sociales que regulaban la ecúmene y derivaron en nuestras fiestas de fin de año -el 1 de enero era la fecha en que cambiaban a los cónsules-.

Hay quienes divorcian la navidad de estas celebraciones dedicadas al dios Saturno, lo cierto del caso, es que dicha conmemoración evocaba la armonía humana a través de saldar las injusticias que durante el año ocurrían cotidianamente; los esclavos eran tratados como iguales en las casas de sus amos -donde había una buena relación por supuesto-, las deudas eran pagadas, se ofrecían presentes entre las distintas familias y el ambiente era de distensión y humanidad. Ese fenómeno devino durante el tardo-imperio en la celebración de Sol Invictos y posteriormente, el cristianismo con habilidad se apropió de tal tradición. Las saturnales tienen como raíz el solsticio de invierno, cuando Baco nace sobre las tinieblas y signa el inicio de los días más largos.

En artículos anteriores siempre mencioné el libro Saturnales escrito por el excelso Macrobio, en el cual, varios amigos eruditos se reúnen en los días de la celebración para tratar distintos temas relacionados a la historia, literatura, medicina y otros. La obra fue redactada a finales del siglo IV; empero, en esta ocasión, deseo rescatar algunas perlas contenidas en Historias Varias de Eliano, un poco conocido autor romano que vivió entre el siglo II y III de nuestra era; de su obra solo existen epítomes. Eliano genialmente recoge datos muy interesantes en la misma tónica que lo hizo Macrobio dos siglos después y menciona a escritores cuyos textos han desaparecido.

Estando en un ambiente donde buscamos escapar del agobio que nos lega este año, dejo interesantes datos de este autor romano: “Cierto día Alejandro Magno vio su retrato a caballo pintado por el famoso artista Apeles; empero, no elogió el cuadro de la manera que merecía el pintor. Su corcel -Bucéfalo- que estaba cerca de la obra, empezó a inquietarse por su similar en la pintura pensando que fuese real; Apeles exclamó: Oh rey, me parecer que tu caballo entiende más de pintura que tú”.

Eliano también nos cuenta: “Los mitilenses cuando se enseñoreaban en el mar establecieron este castigo para los aliados rebeldes: negaban a sus hijos la instrucción elemental y el conocimiento de la música, pues creían que vivir en la incultura e ignorancia fuese el peor castigo de todos”.

Al parecer nuestra población también fue castigada por los mitilenses…

Sobre la corrupción de los políticos Eliano nos relata: “Critias afirmaba que Temístocles antes de emprender la actividad política, tenía un patrimonio de 3 talentos; sin embargo, luego de gobernar sobre Atenas e ir al exilio, sus bienes sumaban los 100 talentos; igualmente Cleón tenía todo hipotecado antes de gobernar y luego dejó un patrimonio de 50 talentos”.

Desde que el mundo es mundo, los seres humanos siempre somos lo mismo.

¡Felices Saturnales!

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