Si quieres ver el futuro, escudriña el pasado

Según los historiadores antiguos, la guerra del Peloponeso habría terminado con la firma de la paz que Nicia signó conjuntamente a los espartanos en el 421 a.C. En ese orden de ideas, por primera vez Esparta reconocía la existencia de otro imperio distinto a la liga Panhelénica, llamado la liga Delio-ática encabezada por la portentosa Atenas que en la flota tenía su principal fortaleza.

La estrategia de deterioro que Pericles había implementado funcionó hasta ese momento, el asedio lacedemonio no rindió frutos y los atenienses lograron mayores ventajas en el tratado; sin embargo, el ser humano siempre ha sido víctima de su propia ambición y en este caso fue Alcibíades quien tira por la borda todo lo conseguido tras 10 años de conflicto.

Sobrino de Pericles y denominado por Aristófanes “el cachorro del león”, este fascinante personaje que fue amante de Sócrates, estratega extraordinario y cuya vida es una leyenda que comprende heroísmo, traición y erotismo; decidió emular la gloria de su tío y desempolvó un viejo proyecto que Pericles había diseñado desde hacía años: la guerra contra Siracusa. La idea era que el imperio ateniense extendiese sus dominios hacia occidente y así conquistar definitivamente el predominio del Mediterráneo.

La aventura siciliana fue en definitiva el fruto envenenado que a la postre causó la guerra civil ateniense y su capitulación final ante Esparta. El ejército que debió capitanear Nicias ante un juicio político que provocó la huida de Alcibíades a tierras enemigas, subestimó la capacidad de reacción por parte de Siracusa. Una guerra que parecía rápida y fácil se reveló en un asedio que duró dos años con ingentes pérdidas humanas y de embarcaciones para el imperio.

La muerte de millares de atenienses provocó que la asamblea nombrara a 10 probules –magistrados con plenos poderes– y en una especie de suicidio colectivo, este órgano democrático cercenó el sistema que terminó en el desastroso gobierno de los 30 tiranos.

Siracusa pidió ayuda a Corinto y estos a su vez hicieron lo propio con Esparta, lo cual, rompió la paz del 421 y reabrió las hostilidades.

En el 404 Lisandro –general espartano– desembarcaba en el puerto del Pireo y presidía la asamblea ateniense luego de un extenuante asedio; Atenas nunca se volvería a levantar después de ese conflicto.

Vemos hoy que Rusia tenía una posición muy ventajosa en Europa, tanto Alemania como Italia dependían de su gas, los ingresos se multiplicaban y su poderío militar estaba considerado como el más importante después de los estadounidenses.

Con la invasión a Ucrania, Putin creyó que Europa se dividiría por el gas, los ucranianos solo resistirían 72 horas y que ello le permitiría recuperar la posición hegemónica que tuvo la Unión Soviética.

Ahora, las pérdidas de vidas y desgaste económico alcanzaron niveles insospechados, los europeos han sustituido proveedores de gas, el Nord Stream 2 ya no se construirá y el bloqueo comercial empieza a hacer mella en su población.

Quizá leer a Tucídides y Machiavelli no sería tan mala idea para un político o militar.

Un comentario en “Si quieres ver el futuro, escudriña el pasado

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s